Las máquinas analíticas son el equivalente a un ordenador en nuestro universo. Se trata de sistemas electromecánicos de propósito general Turing completos, cuya complejidad es tal que puede alcanzar a imitar la inteligencia a niveles sorprendentes.
En el Pentácoro, las máquinas analíticas se usan principalmente como corazón para mover a los koppemak, los autómatas ancestrales que pueblan Epna. También encuentran su uso en sistemas de pilotaje automático en vehículos o en sistemas de cálculo militares, estadísticos o científicos.
En cuanto a su construcción, cualquiera es libre de intentar hacer máquinas sencillas. Sin embargo, cuando se aspira a lograr altas complejidades (como la de los koppemak más avanzados) el trabajo se torna tan delicado y enrevesado que únicamente aquellos conocidos como los Artífices en la sociedad koppemak están cualificados para lograrlo. De hecho, ellos son los únicos capaces de crear nuevos koppemak, puesto que no cuentan con mecanismos reproductivos.
Las máquinas analíticas tienen tres componentes principales: el molino, el saco y el barril.
El molino es la pieza más importante: es el encargado de procesar toda la información de entrada y de salida, y de interactuar con los sistemas necesarios para transportarla. Se compone de un conjunto de dos o más discos del mismo radio, en cuyas caras se encuentran innumerables relés yuxtapuestos. Al girar en diferentes sentidos y velocidades, se pueden ir activandos los relés para formar conexiones paralelas entre ellos a través de los discos para hacer cálculos. Los discos están unidos a través de un eje central, por el cual se enrutan las conexiones necesarias. En los extremos del molino hay «árbitros» encargados de entrar la información de entrada y programar las conexiones entre discos por un lado, y recolectar la información procesada y redirigirla a donde le corresponda por el opuesto.
El saco es una pieza con forma cilíndrica donde se almacena información a largo plazo. El molino puede acceder al saco para introducir o extraer datos. En el saco se almacena la memoria de programa y la de datos longevos. La memoria de datos dinámicos, o memoria «volátil» se encuentra directamente en el molino.
El barril es un aparato que se encarga de hacer de interfaz entre el molino y los aparatos exteriores conectados a la máquina. Es a través del barril donde un programador puede consultar y manipular el estado de una máquina analítica, y dado que no tiene que manosearse el molino directamente, el programador es capaz de trabajar con la máquina incluso mientras está en marcha.
La «máquina analítica» es una versión ficticia de la verdadera máquina analítica de Charles Babbage, diseñada allá por 1830, y sucesora de la máquina diferencial. En nuestro mundo, esta máquina jamás se llegó a construir, pero en teoría hubiera sido la primera computadora Turing completa de la historia (¡y totalmente mecánica!). En el Pentácoro, no sólo son una realidad, sino que sobrepasan los límites de la ciencia de la época, evolucionando los diseños originales y adquiriendo una nueva dimensión de complejidad propia de una obra de ciencia ficción.